La doctora se ha ido.
Nos ha dejado huerfanos de fabes y callos. Y de esos chistes tan malos medio inventados que nos contaba los lunes.
Nos hemos quedado todos incrédulos ante ese chispazo en su cerebro que le volvió todo oscuro.
Nos acordaremos de su manera de ser pausada, casi empanada. Y de lo buena persona, doctora y compañera que era.
Adiós doctora.
2 comentarios:
Sin palabras.
Sólo tristeza.
Sigo creyendo que vas a estar aquí, una mañana, con la bata blanca y tus "eh?", que cada vez que escucho me hacen sacar una triste sonrisa.
Publicar un comentario